Manuela Carmena, obligada al consenso para vivir sin caos en Madrid
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Madrid, en medio de las polémicas políticas -por un liderazgo de Manuela Carmena frágil y discutido como sucede en Barcelona con Ada Colau-, afronta una de las cuestiones más cruciales que atenazan a las grandes urbes. Ciudad de México, Bogotá y París han estado obligadas a medidas frente a la contaminación atmosférica y ambiental.
Se imponen por lo tanto medidas urgentes pero también políticas de luces largas, una proyección a largo plazo.
Indudablemente cerrar la almendra, el centro de Madrid, no es una decisión ideológica sino una respuesta urgente a la suciedad del aire por las emisiones de los motores de combustión y las calefacciones.
Las respuestas frente a la contaminación no pueden ser coyunturales, cuestión de medidas precipitadas o cambiantes. Exigen una estrategia a medio y largo plazo, con consensos, y pactos con todas las partes implicadas.
En una política de luces largas para Madrid, las cuatro cuestiones centrales ya están definidas:
1. Aumento del transporte público.
2. Luz verde a automóviles de menores emisiones o automóviles ecológicos.
3. Luz roja, es decir, decir, limitar el tráfico privado de forma permanente en el centro de la ciudad. Londres es el modelo.
4. Y pacto político, comercial y social para reducir el horario de reparto a tiendas, comercios y otros establecimientos.
No son por tanto cuestiones ideológicas las que llevaron a limitar por primera vez el tráfico, de forma histórica, en el centro de Madrid. El debate llegó para quedarse. Se trata de asunto de calado. Y exige reflexión, pacto y un nuevo modelo de gran metrópoli.
- Ver también, Lección de la Policía Nacional contra los narcos en Puerta del Sol (Hechos de Hoy)
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